Mauricio Hoyos realiza investigación en la Isla de Guadalupe
26 julio 2015 El mexicano Mauricio Hoyos quedó fascinado cuando en su infancia vio por primera vez la película Tiburón, en donde las enormes mandíbulas de los escualos retratados por Steven Spielberg inspiraron a este biólogo a dedicar los últimos 20 años de su vida a estudiar a los tiburones blancos en las costas mexicanas. Desde 2003, el investigador viaja constantemente a la inhóspita Isla de Guadalupe, al noroeste de México, para analizar el comportamiento y los hábitos de esta especie.

Allí, Hoyos ha conseguido observar a los ejemplares más grandes de tiburón blanco del mundo y también ha comprobado que estos históricos depredadores pueden atrapar a sus presas en aguas profundas del océano Pacífico. "La mayoría de la gente no sabe que en México tenemos el mejor sitio para ver tiburones blancos, que es Isla Guadalupe. Viene gente de todo el mundo y todos coinciden en que es uno de los mejores lugares por la visibilidad en el agua, que es de unos 30 metros, y el número tiburones que puedes ver en un día es hasta de 30", indica Hoyos.

La Isla de Guadalupe es la posición insular más lejana de México, siendo un territorio volcánico de 352 kilómetros cuadrados que tiene como habitantes una pequeña base naval y una aldea de 100 pescadores. Viajar allí toma 24 horas en un barco desde la Península de Baja California, pero nadie puede poner un pie en la isla sin un permiso gubernamental. Hoyos pasa entre tres y cinco meses al año marcando tiburones con geo localizadores y analizando sus movimientos. "Sabemos que utilizan Baja California como guardería, ahí dejan a sus crías hasta que crecen", explica Hoyos.

Hace un mes, el investigador encontró a uno de los especímenes más grandes de tiburón blanco que se han visto en el mundo, “Deep Blue”. Esta hembra de 6.5 metros de largo se acercó a un barco de turistas y examinó la jaula en la que los visitantes se sumergen para observar a la especie. El vídeo, publicado por el investigador, se volvió viral en unas cuantas horas. "Es una hembra gigantesca, la más grande que he visto en mi vida", relata Hoyos. Como conocedor de tiburones blancos, Mauricio no pudo pasar por alto que esta hembra estaba embarazada y que eso aumentaba significativamente sus dimensiones.

Las hembras de tiburón blanco, explica Hoyos, tienen dos úteros y pueden gestar hasta 15 crías en un solo intento. "Deep Blue estaba a punto de tenerlas". El tiburón blanco permanece cerca de las costas mexicanas porque allí abundan los elefantes marinos, su presa preferida. La investigación de Hoyos ha comprobado que los escualos aprovechan la visibilidad y la profundidad del océano Pacífico en esta región para conseguir alimento a 150 metros de profundidad.

El biólogo consiguió que Discovery Channel financiara un torpedo con seis cámaras, con un valor de un millón de dólares, para seguir a los ejemplares a las profundidades del mar. "Con este aparato descubrimos que atacan a 100 y 150 metros de profundidad, lo cual es único en el mundo, en todas las partes del planeta atacan de 20 metros a la superficie", describe Mauricio. En esa expedición, los escualos confundieron el torpedo con una presa y lo atacaron con sus gigantescas mordidas.

Con mucha emoción, Hoyos cuenta en foros y escuelas sus experiencias con los tiburones blancos y reconoce que la especie ha sido "difamada" desde aquella película setentera que lo enganchó para siempre. "Es un depredador perfecto que está diseñado para mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos", explica ante los insistentes cuestionamientos sobre los ataques de tiburón a humanos. "Todos lo relacionan con un monstruo asesino que le encantan los seres humanos y la verdad es que no les gustamos. Ellos buscan presas con mucha grasa para que les de energía y los seres humanos no tenemos la que se necesita. En la mayoría de los casos te muerde el tiburón y te libera", explica.

La mordida de un tiburón tiene la fuerza de 1.8 toneladas por centímetro cuadrado, lo que explica que desde 1876 el 10% de los ataques a humanos en el mundo fuesen mortales. La población de tiburón blanco en México ha aumentado en los últimos 15 años tras la implementación de medidas para evitar su caza. Los pescadores y la población han dejado de verlo como un animal de consumo, reconoce Hoyos. El ecoturismo ha entrado en escena, viajar una semana a Isla Guadalupe para observar al tiburón blanco cuesta entre 2.700 y 3.500 dólares.
 
 
 
 
 
 

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