Pesca de aleta de tiburón en Ecuador
26 junio 2015 Manta es el principal centro de desembarco y comercio de tiburones en la costa ecuatoriana. Eso tiene una explicación: la flota pesquera artesanal mantense es la más grande del país.

Solo la flota palanguera o de long line está compuesta por 460 barcos que se acompañan de 10 embarcaciones de fibras de vidrio cada una. Se suma la flota “pata pata”, que es la que hace faenas de pesca de dos días, indicó Fabrizio Mero, capitán de barco.

Según los comerciantes, en Manta se desembarcan entre 20 mil y 25 mil tiburones mensualmente. La cifra no pudo ser confirmada en la Subsecretaría de Pesca, pese a que se hizo la solicitud.

Mero señaló que este volumen de desembarco de tiburones es evidente en la temporada de “pesca gruesa” (albacora, picudo, pez espada, pez sierra, wahoo y otras especies) que se practica de marzo a septiembre. Esa es la época donde hay más tiburones que caen incidentalmente, aseguró.

“Pero de octubre a febrero nosotros vedamos la pesca incidental de tiburones, porque se cambia el arte de pesca para la captura del dorado y la caída de estos escualos es mínima”, aseguró Mero.

En Ecuador, por decreto presidencial está prohibida la pesca dirigida a tiburones, pero se permite su captura incidental; es decir, la que no es intencionada.

La pesca de tiburones habría crecido 48 por ciento desde que se permitió su captura incidental hace siete años, y ya representa la tercera parte de la pesca artesanal, informó la revista Vistazo en febrero de este año.

“Ecuador debe disminuir la pesca incidental de tiburón y cortar todo lo posible la pesca dirigida”, dijo Max Bello, de la ambientalista Pew Charitable Trust.

Para Jimmy Martínez, quien es coordinador de pesquerías para Ecuador de la organización conservacionista WWF, la pesca incidental, en su opinión, “se encuentra dentro de los parámetros normales”. “¿Dónde está el pecado?”, pregunta Martínez, “haciendo un manejo inteligente se demostró que la gente no está aleteando, se aprovecha todo el animal. No entiendo por qué se trata de puntillar en el tema de si la pesca es incidental o dirigida, lo importante es que es un recurso que lo estamos utilizando”, señaló a Vistazo.

Objetivo. Maritza Santana, armadora pesquera, dijo que el tiburón se moviliza junto a la pesca grande. “No hay una forma de evitar la pesca incidental cuando esta especie cae en el anzuelo”, manifestó.

Ella agregó que tampoco pueden dejar mal herido o muerto el tiburón en medio mar luego de haber mordido el anzuelo, cuando en tierra tiene una doble utilidad: sus aletas y carne.

“Nosotros como flota artesanal tenemos como objetivo otras especies con mayor valor comercial que el tiburón, entre ellas dorado, picudo y albacora”, mencionó.

Santana manifestó que la flota palanguera es la más vigilada en el control de la pesca que desembarcan, ya que están vinculados en el plan de protección del recurso tiburón y del dorado que también tiene veda.

Negocio. Luis Barros, dirigente de los comerciantes de aletas de tiburones, señaló que su organización cuenta con 47 socios formalizados y que informalmente existen otros 15.

El negocio de la carne de tiburón lo administran 400 vendedores a escala nacional.

A este grupo se suman también cargadores y evisceradores, cerca de 200 personas, agregó.

En Santa Rosa de la Península de Santa Elena, sólo hay 25 comerciantes de aletas y en Esmeraldas 20, dijo.

Según el dirigente, el negocio de aletas de tiburones es complejo. “Los que seguimos en este comercio es porque lo heredamos y aprendimos a identificar la calidad, las técnicas del corte, el secado y más exigencias del mercado de Hong Kong, a donde llegan todas las aletas para ser distribuidas a los países asiáticos, donde las consumen”, manifestó.

De estas exigencias depende que el precio del juego de aletas se incremente en 20 y hasta el 50 %, detalló.

Especies. En Playita Mía es donde se realiza el desembarco de los tiburones, que caen en la red long line de los barcos nodrizas o palangueros y las lanchas de fibra de vidrio.

Las primeras naves descargan sus capturas objetivos en el puerto, ya que cuidan mucho la calidad.

Mientras que las especies de tiburones son trasladadas en canoa por los comerciantes a Playita Mía para el eviscerado, detalló Barros.

El precio que pagan los comerciantes a los dueños de la pesca es de 80 y 100 dólares por cada unidad.

Ángel López, otro comerciante, manifestó que parte de las aletas la compran peruanos, quienes pagan un precio superior.

Agregó que en el país existen cerca de seis exportadores a nivel nacional que trabajan con las aletas, pero que en Manta la Asociación de Comerciantes de Tiburones hace también sus exportaciones directas.

n el negocio de las aletas y carne tienen participación directa los evisceradores. En Tarqui hay cerca de un centenar de estos trabajadores que se dedican al corte de aletas y a filetear la carne. Ellos cobran entre uno y dos dólares por tiburón.
 
 
 
 
 
 

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