Dave Ebert descubre nuevas especies en mercados
29 junio 2015 La mayoría de nosotros ha oído hablar del Tiburón Blanco, el Martillo o el Tigre, pero hay muchas especies más y un entusiasta se dedica a buscarlas: hasta el momento, ha logrado identificar 24 nuevos tipos de tiburón desconocidos hasta hace poco.

Dave Ebert tiene un mercado preferido en Taiwán: lleva visitándolo desde que era estudiante, hace 30 años.

"Comencé a ver muchas especies en estas tiendas y a preguntarme '¿qué diablos es esto?' Empecé a averiguar y en muchos casos los pescados eran de especies desconocidas. Especies para las que no teníamos nombre siquiera. Y la gente de aquí las había pescado y las tenía a la venta", recuerda Ebert de su primera visita al mercadillo.

"Coleccioné suficientes ejemplares raros para llenar maletas enteras. Los enjuagaba en agua, los conservaba en etanol y luego los envolvía en mis ropas para mantenerlos húmedos, cubiertos por bolsas plásticas para que no chorrearan".

Los pescadores al principio lo miraban con recelo y extrañeza, pero pronto aprendieron a convivir con él.

"Ahora, cada vez que voy, me vienen a mostrar si tienen algún ejemplar que se vea raro o sea inusual. Ya saben a qué me dedico. Y con su ayuda fue que encontré algunos pescados realmente impresionantes".

"Es un caos organizado… hay 50 o 70 botes pesqueros a la vez y yo me siento a mirarlos entrar (al muelle). Básicamente, tengo a todo este pueblo pescando para mí", bromea.

Solo en este mercado, Erbert ha hallado 10 especies desconocidas.

Y en total, a lo largo de tres décadas, ha dado nombre a 24 nuevas especies, entre las que se cuentan tiburones, rayas, peces sierra y tiburones fantasma – todos peces cartilaginosos relacionados entre sí.

El primer descubrimiento ocurrió durante un viaje de investigación por las costas de Namibia, a fines de la década de 1980.

"Trabajé mucho allí. Nos íbamos, avisábamos que estaríamos de regreso en un mes y si pasaban 10 semanas y nadie había oído de nosotros salían a buscarnos".

"Visitábamos los pequeños pueblos para conseguir provisiones y luego salíamos de pesca para ver qué atrapábamos".

Nadie antes había hecho un censo de la fauna ictícola en esa zona. En uno de esos viajes se encontró con un tiburón fantasma de nariz en pico, al que cariñosamente apodó el Narigón Pete.

En la misma costa, poco tiempo después se topó con una nueva especie, el tiburón anguila sudafricano (Chlamydoselachus africana).

"Estaba en el mar y pensaba 'esto sin duda es algo distinto'. Pero en el momento dudé si estaba alucinando o si verdaderamente estaba al borde de un descubrimiento. Me tomó 20 años, pero finalmente logré darle el nombre en 2009", relata Ebert.

A otro le puso el nombre de su sobrina, también amante de los tiburones, a modo de regalo de graduación: así se registró el Pristiophorus lanae o tiburón sierra de Lana.

Otros hallazgos, en cambio, ocurrieron en escenarios menos exóticos y más cercanos.

Por ejemplo, cuando junto con un estudiante se dedicaba a clasificar nuevas especies de tiburones fantasma hallados en África.

Ebert y su asistente solicitaron a un museo que les enviaran especies similares de su colección para ayudar con la tarea de reconocimiento, pero lo que les llegó por correo no era lo que esperaban.

"Él abrió el paquete, le dio un vistazo y me dijo: 'no creo que esto sea lo que se supone que es, Dave'. Lo miré y quedé perplejo: no tenía idea de qué animal era ese".

En realidad, el espécimen se había etiquetado erróneamente y era una especie completamente nueva. Así que terminaron poniéndole nombre también a esa: Chimaera bahamaensis o tiburón fantasma de Bahamas.

Ebert estima que tiene otras 30 especies en su colección en California que esperan ser identificadas formalmente.

Los mantiene en jarros de vidrio con conservantes especiales, y se van alineando, fila tras fila, en los estantes del Centro de Investigaciones del Tiburón del Pacífico de los Laboratorios de Landing Marine, donde es director de investigación.

"Algunas veces tienes ese momento de iluminación en el que sabes positivamente que estás frente a un 'nuevito'. En la mayoría de los casos, sin embargo, lo que pasa es que uno revisa el ejemplar y se da cuenta de que todos los detalles no cierran y se pone a investigar más. Yo soy siempre un poco reacio a festejar un hallazgo de inmediato, hasta no estar seguro".
 
 
 
 
 
 

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