Gallegos quieren quitar el límite de pesca de tiburón
25 abril 2014 La flota de palangre de superficie gallega dedicada a la captura de pez espada y tiburón informó a la Administración pesquera española de su "firme oposición" a las exigencias planteadas por Cabo Verde en las negociaciones del nuevo acuerdo pesquero entre la UE y el país africano. Entre las exigencias que más encendieron los ánimos de los palangreros está la pretensión del país de limitar las capturas de tiburones en sus aguas a entre 1.500 y 2.000 toneladas, cuando las dos especies que capturan „marrajo y quenlla„ carecen de cuota en el Atlántico por acuerdo del Iccat, el organismo internacional que gestiona las pesquerías de túnidos.

"Le hemos pedido a la Administración firmeza total para oponerse a esa exigencia de Cabo Verde, que carece de razón científica o técnica que la justifique. Si no se firma el acuerdo con Cabo Verde, que no se firme, ya buscaremos alternativa. Pero no podemos seguir agachando la cabeza por realizar una actividad autorizada y sin objeción científica y, además, estamos hartos de dar explicaciones por pescar tiburones cuando podemos pescarlos", sentencian los representantes de la flota espadera.

Al margen de esta demanda, Cabo Verde pretende también reducir el número de licencias, de 35 a 30, en el caso de los palangreros y, de ellas, 27 serían para la flota gallega. En este caso, el sector no encuentra razones para la beligerancia, ya que la treintena de permisos se aproxima a las licencias en uso efectivo por parte de la flota.

Otro de los asuntos que mantiene en punto muerto las negociaciones de Bruselas con Cabo Verde es la pretensión del país de obligar a desembarcar las capturas en sus puertos, además de vender las capturas a la industria conservera local, cuestiones que afectan especialmente a los atuneros. Por su parte, los palangreros aseguran estar disconformes con la obligatoriedad, por el precedente que podría suponer en futuras negociaciones con otros países. Aun así, aceptarían una propuesta, aunque sin obligaciones, de incentivos a la competitividad de los puertos caboverdianos, aunque recuerdan que es el propio país el más interesado en mantener la presencia de la flota comunitaria.

Esas diferencias de criterio tienen parada la negociación del nuevo acuerdo pesquero entre Bruselas y Cabo Verde. De hecho, la segunda ronda estaba prevista para mediados de este mes y se aplazó, sin que de momento se conozca la fecha de la tercera, que se esperaba para antes de finalizar abril.
 
 
 
 
 
 

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