Resultados positivos en Chile contra aleteo de tiburón
22 enero 2014 A un año que la norma entrara en vigencia, Sernapesca confirmó la incautación de más de tres mil kg de carne de tiburón en Coquimbo.

Un tiburón al que se han cercenado sus aletas y luego es devuelto al mar no tiene oportunidad de sobrevivir. Sin ellas no puede desplazarse y está destinado a morir. Sin embargo, la técnica para obtener sus aletas -cotizadas en el mercado asiático- sigue usándose. Permite que los pescadores tengan más espacio para trasla- dar las partes del tiburón que necesitan y no el cuerpo completo.

En Chile -donde algunas pesqueras también exportan el órgano-, una ley aprobada en 2011 prohíbe el aleteo, obligando a las empresas que quieran seguir exportando a practicar la pesca sustentable. El animal no puede ser mutilado en el mar, llegando completo a tierra, lo que disminuye la cantidad de víctimas.

Desde que la ley entró en vigencia aumentaron los desembarques de tiburón azulejo, señal de que los pescadores están declarando sus capturas, al menos como pesca incidental. Desde entonces, Sernapesca en Coquimbo ha realizado dos incautaciones por aleteo ilegal, la primera, en agosto de 2013, y otra, dos meses después, en la que se retuvieron más de tres mil kilos de carne de tiburón y sus aletas cercenadas.

En ambos casos, existen procesos en tribunales y por tratarse de una falta grave, la multa que recibirán será de entre 50 y 500 UTM (entre dos y 20 millones de pesos).

De acuerdo con Sernapesca, desde que la ley entró en vigencia, las fiscalizaciones por aleteo han sido exhaustivas y la misma publicación de las incautaciones ha provocado que los pescadores lo eviten.

Además de la ley chilena, Antonio Palma, encargado de especies protegidas de Sernapesca, cuenta que Chile, al ser parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), está obligado a exigir la pesca sostenible de las siete especies que se acordaron en 2013 (tres tiburones martillo, el sardinero, albiblanco y dos mantarrayas). “No pueden ser comercializadas libremente, se requiere un permiso Cites, otorgado por el país que exporta, que debe ser exigido por el país importador y que asegura que la especie que llega es la que corresponde”.

El acuerdo internacional regirá a partir de septiembre. Max Bello, de Pew Environment Group, explica que quienes exporten deben probar que son sustentables y que manejan sus poblaciones. “Si no, deben cerrar su exportación, por lo que si pesqueras en Chile quieren continuar exportando aletas de sardinero, la Subsecretaría de Pesca debe hacer un estudio y probar que son tomadas de forma sustentable”.
 
 
 
 
 
 

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